Todos los niños y niñas, para el armonioso y
completo desarrollo de su personalidad, además de ser alimentados,
vestidos y educados, necesitan también tener vivienda, y el cariño de
sus padres, a quienes tienen derecho a conocer, y ser cuidados por
ellos. Solamente podrán ser separados de los padres si los golpean, los
reprimen o si la convivencia entre los cónyuges es imposible; en ese
caso un juez debe ayudarlos a escoger dónde vivir. Si se quedan con uno
de los padres, deben ver al otro muy seguido, aunque esté bajo arresto o
en otro país, para lo que deben recibir facilidades de las autoridades.
Los niños necesitan un hogar
donde convivir con su familia, alimentarse, jugar, descansar y
desarrollarse. Sin una vivienda, los niños vagan por las calles y se
enfrentan a peligros que ponen en riesgo su vida e integridad física.
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